1. Relevo:
La luna brillaba alta en el cielo nocturno, era una noche despejada, las estrellas titilaban y una ligera brisa soplaba del Este.
El bosque estaba sumido en silencio y la luz nocturna alumbraba un palacete medio en ruinas, en las escalinatas que se dirigían a lo que antaño fuese la entrada se recortaban 2 figuras envueltas por las sombras y una nube de humo escapaba liviana deshaciéndose hasta desaperecer en el aire.
¿No crees que deberías dejarlo?
- Sí, seguramente, aunque últimamente estas bastante
pesado con el tema.
A ver, es que no me gustaría tenerte de compañía en otro
estado diferente al habitual.
- Ya, bueno, supongo que es una especie de suicidio
neuronal.
Miró por encima de su figura, como si leyese un cartel.
- ¿Qué pone?
¿Eh? Nada, nada, me quede pensando. Realmente el tiempo
no se mueve.
- Oye ¿Cuánto tiempo llevamos sentados en las escaleras
de este templo?
Uhm ¿Acaso importa?
- Acaso importa... No sé ¿Acaso importa que siga fumando?
Pues... Sí, sí importa, no es un suicidio neuronal, te
estás matando realmente, no me gustaría que ese reloj fuese para atrás.
- Que fuese para atrás... ¿Cuánto se retrasó el reloj en
mi estirpe? ¡Nada! Se fueron, te los llevaste ¿Les diste alguna oportunidad?
No había oportunidad y la causa fue la misma por la que
te estás suicidando. ¿Crees acaso que yo decido? Es muy complicado tener que ir
y venir a tantos sitios al mismo tiempo. Caronte era un afortunado que solo
tenía que esperar para llenar el barco.
- ¿Caronte? ¿Acaso existió? Creía que era un mito griego.
Jajaja, ¿Mito? No, fue real, bueno sigue siendo real,
solo que se retiró. Decidió que no quería seguir; todo muy complicado, ya sabes
cómo es la evolución humana...
- ¿Me estás diciendo que nosotros le jubilamos?
En cierto modo ¿Cuándo dejas de creer en algo deja de
existir?
- Supongo ¿No?
O sea que si dejas de creer en la gravedad ¿Deja de
existir? ¿Levitas? ¿Flotas? Jajaja.
- Eh... No, pero ¿Qué tiene eso de símil con Caronte?
Simplemente dejas de creer en algo, pero no deja de
existir, simplemente se olvida, pero sigue ahí, materialmente, como idea o como
creencia.
- Entiendo...
Pues entiende que vosotros cambiasteis a Caronte por la
guadaña y mañana puede ser otra cosa -
Que sé que existe -
- Bien, entonces ¿Tú también te retirarás?
Es posible, todo depende de cuánto tiempo tardéis en
cambiar la simbología y creer en otra cosa.
- Vaya... Yo pensé que eras eterno.
El concepto es eterno, la simbología es la que cambia.
- Entonces ¿Por qué me llevas contigo para acá y para
allá?
Porqué me caes bien - Y serás quien me sustituya - Y
empiezan a cambiar los vientos, empiezo a ser más un cuento y una leyenda que
algo real, ahora queréis algo más humano, más parecido a vosotros y menos
tétrico.
- ¿Te vas?
En cierto sentido se deja de creer en mi figura, pero el
concepto muerte seguirá ahí.
- Y yo ¿Qué pinto en todo esto?
Miró de nuevo por encima de él.
Pintas todo ¡Muérete si quieres o deja de fumar, haz lo
que te dé la gana! Tu destino está sellado y unido al mío, en cierto sentido...
No tardando mucho, serás la nueva imagen de la muerte.
- ¿Yo? ¿Un tío con chupa de cuero, un pitillo en los
labios y vaqueros?
Sí, pero además no te los llevarás con una guadaña, si no
con un beso en la mejilla.
- ¿Un beso? ¡Pero si yo no besaba ni a mi madre!
Al tiempo ¿Nos vamos?
- ¿A dónde?
A trabajar, que ya hemos descansado bastante y se nos
acumula el trabajo.
Pisó el cigarro humeante, se levantó de las escaleras y
se ajustó la cazadora.
- Está bien, si va a ser así tendré que aprender.
Ya vas sabiendo bastante... Y por cierto, este ha sido tu último cigarro.
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